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“Enigmática gracia de las cosas”, de Alberto Boco. Por Luis Benítez
04.06.2025 19:27 |
Noticias DiaxDia |
Revelar el recóndito sentido de las cosas es tarea de poetas, incluida la gracia que ellas poseen, porque la poesía es la única vía que posee el lenguaje para siquiera acercarse, paradójicamente, a lo inefable.
Bien lo sabe Alberto Boco y bien sabe hacerlo. Así lo demuestra esta concisa antología personal (1), donde resume, en su selección de piezas correspondientes a casi una decena de sus poemarios escritos en el siglo XXI, esa búsqueda empecinada. Realizada nunca a ciegas, invariablemente palpando y penetrando con acierto las variadas tópicas que frecuenta, hasta aferrar lo medular de cada una de ellas.
Y puede hacerlo porque posee el raro don de la inteligencia poética, capaz de ir más allá de la mera confluencia de lo conceptual imbricado con lo emocional y, así, arribar al borde mismo de lo que le está permitido expresar a las palabras.
A eso que llamamos, a falta de otro rodeo, una epifanía.
Como meridianamente lo destaca el narrador y crítico literario Osvaldo Gallone en el prólogo que abre el volumen: “Uno de los posibles y múltiples modos de acceder o, al menos, atisbar el genuino fenómeno literario (y tal es el caso de Alberto Boco: un fenómeno inequívocamente genuino y literario, como se constata en su reciente antología de poemas, titulada Enigmática gracia de las cosas) sería establecer, grosso modo, cuál de los cinco sentidos predomina en la producción de un autor. Acaso un par de ejemplos, entre tantos, resulten lo suficientemente ilustrativos: Proust huele y transmite con admirable –y aún no igualada- precisión la textura y los matices de cada aroma: el césped recién cortado, la pátina que deja la lluvia sobre el empedrado de las calles parisinas y hasta las fachadas de las catedrales; en la cadencia de la prosa faulknereana, por su parte, cada sonido halla su asiento y todo murmullo hace su habitación: las frases astilladas de un débil mental, la crepitación de un vestido de seda o el estruendo de un martillo que hunde los clavos sobre la tapa de un ataúd. La poesía de Boco, en principio, mira; mira con ojos incendiados y voraces. En consecuencia, cabe interrogarse a propósito del objeto de esa contemplación. Parafraseando al Wittgenstein del Tractatus…, la poesía de Boco mira todo aquello que es el caso o que acaece: el mundo. ¡Menuda tarea y condigna ejecución!”.
A poco de su aparición, el volumen ha despertado el interés de la crítica especializada, que destaca desde distintos puntos de vista las calidades poéticas de esta compilación. Manifiesta la ensayista y poeta argentina Eugenia Cabral: “Esta antología cubre 23 años de recorridas entre las cosas del querer y las cosas del saber. Entre las simples cosas y las cosas complejas. Y no nos vengan con que 20 o 23 años no son nada, si transcurren durante el primer cuarto de siglo de un milenio que venía precedido de grandes esperanzas para la humanidad. Boco se ha tomado con calma la esperanza y el desastre, esos vecinos ineludibles que trajinan por la misma vereda que los demás transeúntes. Boco patea las calles y explora los cielos. (…) Para cerrar, da unos pasos atrás en el tiempo y desde 2021 nos revela al fin esa ‘Enigmática gracia de las cosas’. Y esa gracia, que es enigmática porque es suprema, solo podía hallarse en uno de los genios del arte, a quien le dedica el poemario: Leonardo Da Vinci, aquel que ‘Trazaba con la misma gracia el estudio sobre el vuelo/ de los pájaros/ las venas del Arno/ y los vasos sanguíneos del brazo/ izquierdo’. La imagen tiene resonancias de las ‘Correspondencias’ advertidas (o intuidas) por Charles Baudelaire”.
Por su parte, el narrador argentino Alejandro Bovino Maciel subraya: “El poeta Boco no necesita impostar la voz para imponerse por sobre el murmullo imperante, por sobre el ruido de fondo, no utiliza artificios ni adopta poses sufridas o ensimismadas en torres de marfil. Boco nos habla con un lenguaje tan cotidiano como el de nuestros vecinos, pero lo que dice, lo que enuncia, no es tan banal: crea o destruye como dicen que hizo Dios: con palabras. (…) En esta realidad, dice Boco, coexisten múltiples mundos, que aparecen, no por vía de la ciencia ficción ni otras artimañas, sino por la sutileza de volcar en forma de poesía el mundo cotidiano hechizado por esa sensibilidad subjetiva de quien hace poesía con lo objetivo”.
Jorge Luis Borges decía que la poesía era la felicidad del lenguaje. Alberto Boco vuelve a confirmarlo.
El autor
Alberto Boco nació en la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina, en 1949, donde actualmente reside. Ha publicado, entre otros, los poemarios: “Arcas o pequeñas señales” – Buenos Aires – 1986 – Libros de Tierra Firme. “Galería de ecos” – Buenos Aires – 1989 – Ediciones Ultimo Reino. “Ausentes con aviso” – Buenos Aires – 1997 – Libros de Tierra Firme. “Cartas para Beb” – Buenos Aires – 2007 – Edición del Autor. “Riachuelo” – Buenos Aires – 2008 – Ediciones de la Quintana. “Malena” – Buenos Aires – 2012 – Edición del Autor. “Estación de nosotros” – Buenos Aires- 2014 – Buenos Aires Poetry. “Visitas inoportunas” – Buenos Aires – 2014 – Editorial El jardín de las delicias. “Para un programa de disolución y otros textos” – Buenos Aires – 2016 – Ediciones En Danza. Mantiene inéditos más de 10 volúmenes de poesía. Poemas suyos fueron publicados en revistas literarias de Argentina y el exterior, entre ellas Río Grande Review de la Universidad de Texas at El Paso, EE.UU.; Revista Nagari, Miami, EE.UU., y Littoral Magazine, Reino Unido. Poemas suyos han sido también publicados en revistas literarias en Colombia, Brasil y Rumania.
Ha recibido diversas distinciones, entre ellas el Primer Premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía “César Domingo";. de Argentina. Escribió varios artículos y reseñas en revistas literarias impresas y virtuales, de Argentina y del exterior.
NOTA
(1)Pinap Editora, Colección ‘Besos del Sur”, Buenos Aires, 2025, ISBN ISBN 978-987-48551-7-6. Prólogo de Osvaldo Gallone.